Son símbolos de feminidad, sexualidad, belleza y fertilidad.
En la tradición clásica, Grecia y Roma, son seres bellos con una bonita voz que atraen a los marineros incautos a las rocas con sus hermosas canciones. Representan la belleza del mar, pero también su inherente peligrosidad.
La tradición cristiana las convierte en tentadoras de la lujuria y en seres sin alma, y son utilizadas para prevenir los pecados capitales de la vanidad, orgullo y lujuria.
Durante el romanticismo se vuelve a la idea de la sirena como símbolo del mar y de la feminidad, que ayudan a los marineros perdidos; comenzando a ser representadas como bellas mujeres con cola de pez.
Los hombres se denominan tritones y no se interesan por los asuntos humanos.